¿Por qué llamamos té al rooibos?
En NamasTé, cuando hablamos con clientes oímos decir “té de rooibos” o pedir “un té sin teína, de esos rojos”. Y no es raro: en el lenguaje cotidiano, solemos llamar “té” a cualquier infusión de hojas, flores o frutas. Pero, estrictamente hablando, el rooibos… no es té. Y que no lo sea no le quita ni un ápice de encanto, sabor o propiedades.
Hoy vamos a desmontar este pequeño malentendido, descubrir de dónde viene el rooibos y por qué merece un lugar de honor en tu despensa, tanto si eres amante del té como si buscas una alternativa saludable sin teína.

El té y el rooibos: primos lejanos en la gran familia de las infusiones
La palabra “té” designa, en sentido botánico, a la infusión hecha con hojas de «Camellia sinensis«, la planta originaria de Asia de la que se obtienen todas las variedades clásicas: té verde, té negro, té blanco, oolong, té rojo Pu-erh… Todas ellas contienen distintos niveles de teína (cafeína en forma de infusión) y comparten un perfil de compuestos bioactivos que les dan su sabor y beneficios.
El rooibos, en cambio, procede de una planta totalmente distinta: «Aspalathus linearis«, un arbusto que crece casi exclusivamente en la región de Cederberg, al suroeste de Sudáfrica. No tiene teína de manera natural y su perfil aromático es único: notas dulces, amaderadas y dulces, ligeramente a vainilla.
La confusión viene de la costumbre, muy extendida, de llamar “té” a cualquier bebida que se prepare infusionando partes de plantas en agua caliente. En inglés, de hecho, se habla de “herbal tea” para todo lo que no es *Camellia sinensis*. En español, usamos “infusión” como término más preciso, pero el hábito de decir “té” está tan arraigado que ha traspasado la frontera de lo técnico para instalarse en el día a día.

Un poquito de historia del rooibos
Aunque el rooibos se ha popularizado en Europa en las últimas décadas, las comunidades khoisan de Sudáfrica ya lo recolectaban y consumían desde hace siglos. Ellos cortaban ramas y otras partes del arbusto, las machacaban y las dejaban fermentar al sol, un proceso que desarrollaba ese característico color rojo intenso y su aroma cálido.
A principios del siglo XX, un comerciante llamado Benjamin Ginsberg —de origen ruso y afincado en Sudáfrica— vio el potencial comercial del rooibos y empezó a venderlo como “té rojo sudafricano”. Ese apodo, todavía usado hoy, es otra fuente de confusión, porque “té rojo” también designa en China al Pu-erh, un té fermentado procedente de «Camellia sinensis».
Beneficios del rooibos: algo más que un “té” sin teína
El rooibos es mucho más que la opción “descafeinada” para la tarde o la noche. Es rico en antioxidantes como la aspalatina y la nothofagina, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y a proteger nuestras células. También contiene minerales como calcio, magnesio y zinc, que contribuyen al bienestar general.
Además, su ausencia de teína lo convierte en una infusión muy digestiva y suave para el estómago. Puedes disfrutarlo en cualquier momento del día, incluso antes de dormir, sin preocuparte de que afecte a tu descanso.

¿Por qué amamos el rooibos en NamasTé?
Porque es versátil, aromático y marida a la perfección con frutas, especias y flores. En nuestra tienda elaboramos mezclas propias en las que el rooibos sirve como base dulce y cálida para ingredientes como canela, vainilla, jengibre, frutos rojos o cítricos. Y, por supuesto, porque es apto para toda la familia: niños, embarazadas y personas sensibles a la cafeína pueden disfrutarlo sin problema.
Algunas de nuestras mezclas de rooibos más apreciadas por nuestros clientes
Si quieres descubrir por qué el rooibos ha conquistado tantas tazas en Badalona y más allá, te recomendamos empezar con estas:
- Rooibos Canela y Naranja: Un clásico reconfortante, dulce y cítrico a partes iguales.
- Rooibos Chai Massai: Toda la calidez de las especias indias, pero sin teína.
- Rooibos Pomelo y Maracuyá: Una explosión tropical perfecta también para preparar en frío en verano.

Té o no té… el rooibos siempre merece un sí.
Que el rooibos no sea técnicamente un té no lo hace menos especial. Al contrario: es un regalo de otra parte del mundo vegetal que amplía nuestras opciones y nos invita a descubrir sabores diferentes. Así que, la próxima vez que digas “un té de rooibos”, puedes sonreír sabiendo que, aunque el término sea impreciso, lo que de verdad importa es el placer de la taza que tienes entre las manos.
En NamasTé te esperamos para que lo pruebes y, quién sabe, tal vez descubras tu nueva infusión favorita.