El rooibos, científicamente conocido como Aspalathus linearis, es una planta que crece exclusivamente en las montañas Cederberg de Sudáfrica.
El nombre rooibos significa «arbusto rojo» en afrikáans, debido al color rojizo que adquieren las hojas de la planta después de ser cosechadas y fermentadas.
No es técnicamente un té, ya que no proviene de la planta del té Camellia sinensis. En cambio, es una infusión hecha de las hojas y ramitas de la planta de rooibos.
Durante siglos fue utilizado por los pueblos indígenas de Sudáfrica como una bebida medicinal, fermentando las hojas de rooibos para preparar una infusión con propiedades curativas y rejuvenecedoras.
Se cree que los Khoisan, el grupo étnico más antiguo de Sudáfrica, fueron los primeros en descubrir sus propiedades saludables y utilizarlo cómo tónico para la salud.
En el siglo XVIII, los colonos holandeses llegaron a Sudáfrica y comenzaron a cosechar y comercializar rooibos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX que se popularizó como una bebida saludable y deliciosa en todo el mundo.
Comenzó a ser comercializado a nivel internacional en la década de 1930 y alcanza gran expansión durante la II Guerra Mundial debido a la escasez en los mercados de té en hoja. Desde entonces ha sido valorado por su sabor dulce, terroso y afrutado, así como por sus propiedades saludables. Hoy en día, Sudáfrica es el principal productor y exportador de rooibos en el mundo.
El rooibos es conocido por ser una bebida sin estimulante alguno y baja en taninos, lo que lo convierte en una opción ideal para aquellos que buscan evitar la estimulación nerviosa y la posible irritación estomacal. Además, contiene una serie de antioxidantes, incluyendo aspalatina y quercitina, que ayudan a combatir los radicales libres y fortalecer el sistema inmunológico.
El consumo regular de rooibos se ha asociado con varios beneficios para la salud. Sus propiedades antiinflamatorias pueden ayudar a aliviar los síntomas de afecciones como alergias, asma y dolores articulares. También se ha demostrado que el rooibos mejora la salud cardiovascular, reduciendo la presión arterial y los niveles de colesterol.
Además, el rooibos es una excelente fuente de minerales como el hierro, el calcio, el potasio y el magnesio, que son esenciales para el funcionamiento adecuado del organismo.
Mejora la digestión, reduce el estrés y mejora el estado de la piel, usándose incuso tópicamente para tratar afecciones como el acné, la psoriasis y la dermatitis.
El rooibos se puede disfrutar tanto caliente como frío, lo que lo convierte en una opción versátil para cualquier época del año.
Preparar una taza de rooibos es fácil y rápido, solo necesitas:
- 1 cucharada (o bolsita) de rooibos
- 1 taza de agua al punto de ebullición
- 8 o 10 minutos de reposo en infusión colar y endulzar al gusto.
- También se le puede añadir, una vez colado, un poco de bebida vegetal (nunca leche que inhibe los antioxidantes).
